Después de un primer año donde tuve que hacer encaje de bolillos con las vacaciones del personal, para el siguiente tenía la lección aprendida y pude organizarlo de una forma en que se compaginasen las vacaciones del personal con las necesidades de la empresa.
Creo que, según lo preparaba, vino a verme, casi uno a uno, el comité de empresa al completo. A todos les expliqué las cuentas y el funcionamiento (que relato a continuación). A alguno se lo tuve que explicar dos veces pero todos asintieron y adelante que fuimos.
La empresa cerraba tres semanas pero era necesario que en una de ellas hubiera tres equipos productivos trabajando en turno de mañanas más personal relacionado (el jefe de equipo correspondiente, carretilleros, etc...)
Cada equipo estaba compuesto por ocho personas. Normalmente se mantenían de un mes para otro pero en función de altas y bajas en la empresa alguno podía cambiar de equipo según necesidades.
La semana que acudirían a trabajar sería solamente en laborables. Esto es, de lunes a viernes. Cinco días.
Lo que hice fue, en septiembre elegir tres semanas en las que un equipo no trabajaría. No aparecería en el cuadrante de turnos. Y por semana entendía de lunes a domingo como cayese. Esto es, si septiembre eran 22 días laborables y 8 festivos, habría tres equipos que tendrías 17 días laborables, 8 festivos y 5 días de vacaciones.
Y para ajustarlo, las tres semanas "completas" de septiembre (por calendario, la primera tenía días de agosto y la última, días de septiembre).
Informé de cuál sería el plazo de solicitud de cambio de vacaciones y todo fue más rodado de lo que me imaginaba. La semana en la cuál debían trabajar en agosto era sabida y para todos la misma. El resto, ya intuía que algunos, por motivos de fiestas de su localidad, por otros asuntos familiares, etc... pedirían cambio de vacaciones pero lo que me sorprendió es que se ajustó muchisimo la "oferta" a la "demanda". O sea, poca gente se quedó fuera de poder elegir vacaciones en septiembre y no hubo que convencer a muchos de que solicitasen vacaciones en septiembre a cambio de ir a trabajar en agosto.
Realmente, números redondos.
Una debida planificación, una explicación a la plantilla y al comité (a quienes tuve que plasmar gráficamente que trabajaban una semana a cambio de otra, la voluntariedad y que el número de días laborables era el mismo) y todo fue mucho más sobre ruedas y ágil de lo que me había esperado.
Dato importante: conocer las necesidades con la debida antelación y planificarlo todo con detalles incluidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario