Llamada del Jefe de Calidad. Reclamación. Malo. Problemas...
¿Pero qué sucede exactamente?. Pues resulta que fabricamos unos productos que, después de completamos, se les pone una tapa de plástico que se sella por calor. La tapa queda enrasada con el resto del producto y encima se pone una de las múltiples pegatinas que lleva el mismo.
Las especificaciones permiten unas tolerancias muy pequeñas. ¿Motivo?. Si sobresale o se hunde la tapa, la pegatina quedará abombada o con hueco. O sea, fea de narices y difícil de vender. A veces compramos un producto por la pegatina y no por la tecnología que lleve dentro.
Sea como fuere, las especificaciones eran las especificaciones y había que cumplirlas.
Venga... manos a la obra. Hay que dar una respuesta lo antes posible y matar el problema por completo.
Consulto con Logística. Hasta el día siguiente no hay ningún pedido previsto. Eso da un poquito de tiempo pero no nos podemos dormir en los laureles.
Siguiente pregunta. A Mantenimiento. Que cómo es el sistema de calentamiento de las tapas de plástico.
Hacía tanto que no se miraba eso... a saber si desde que se instaló la máquina y simplemente se han sustituido piezas.
Bueno, pues era un termostato y no sé cuántas resistencias que se encendían o apagaban hasta dar con la temperatura adecuada.
Para acabar de centrarnos en la máquina y el problema pregunto que cuál (y por qué) es la temperatura adecuada. Me dicen que tienen de consigna 320ºC y que fue enviado por el departamento de Procesos después de pruebas de laboratorio.
No las cuestiono.
Pero es cuando hago la pregunta del millón.... ¿Y de cuánto son las resistencias?
Y me viene la respuesta de los dos millones: Todas son de 50ºC Sistema automático que encenderá tantas resistencias (o apagará) como sean necesarias para llegar a la temperatura de consigna.
¿Cuál era el problema?
Obvio... se precalentaba la máquina antes de pasar la primera pieza y a partir de ahí, la máquina estaría oscilando entre 300 y 350ºC. Según le diese tendría seis resistencias encendidas, según le diese tendría siete. La máquina pasaría de una temperatura a otra y por eso, dentro de un mismo lote habría algunos productos perfectos y otros... que no tanto.
¿Cuál era la solución?. Pedir recambios (y cuanto antes, los quería antes de que al día siguiente hiciéramos la siguiente producción de ese tipo) donde se sustituían varias resistencias de 50ºC por 40ºC. En consecuencia, en lugar de encenderse y apagarse resistencias según necesidad.. se podían ajustar los famosos 320ºC EXACTOS.
Al día siguiente, con el Jefe de Calidad a ver la tirada del lote, unos cuantos inspectores de calidad revisando todo con lupa.
Salen correctos. Se le da el visto bueno al lote y se informa al cliente que el problema de calidad había sido detectado y se había encontrado una corrección definitiva.
Un problema resuelto.
No era necesaria una modificación de diseño, y las especificaciones de la máquina eran correctas. Era capaz de medir la temperatura... el problema es que no tenía la flexibilidad de conseguir dicha temperatura. El proceso admitía pequeñas variaciones pero no las que se estaban teniendo.
Observación, análisis, trabajo en equipo y... un problema menos. Tanto para ese cliente como para otros con características similares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario