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Alejandro Serrano


Alejandro Serrano

miércoles, 30 de marzo de 2016

Domingo, dominguete...... si hay que remangarse, se hace!!!!!!

Era un domingo de finales de verano, de estos que hacía un tiempo estupendo sin agobiar el calor. Había ido a visitar a mi familia y el domingo nos habíamos ido a comer fuera.

Recuerdo que nos habíamos ido a ver el Monasterio de Rueda (donde no había cobertura telefónica) y que de vuelta a casa, paramos en un mirador increíble que hay encima de la localidad de Sástago.

(la foto que pongo al final de la entrada es de la vista desde dicho mirador. Es mía.... que no la he pirateado)

Pues sí, una vista idílica a una zona donde el Ebro serpentea de lo lindo y se puede ver desde lo alto. Un calor de atardecida bastante agradable y ahí me hubiera quedado hasta el martes como poco.....


Y llamada al móvil


El jefe de turno del domingo por la tarde me dice que su compañero de la noche había llamado para informarle de una fatal noticia: fallecimiento de un familiar directo.
Antes de colgar con él y llamar a dicho jefe de turno para darle el pésame, aproveché para preguntar cómo nos íbamos a organizar. La primera posibilidad que había era la de llamar para que acudiese el jefe de turno que ese día estaba de descanso y pagárselo por horas extra, pero estaba de viaje y no volvería hasta el día siguiente.

En condiciones normales hubiera ponderado si darle un plus a alguno de los empleados y que ejerciese como tal o incluso "aguantar" un turno sin responsable al cargo en caso extremo. Pero si había que hablar con alguno de los operarios del turno de noche me gustaba hacerlo con antelación y yo mismo, no que llegasen y que les diesen "el recado" o cosas así

Y estábamos en "temporada alta", o sea muchos pedidos, y la presión sobre los objetivos era muy alta.

No me la quería jugar ni por un turno de un domingo por la noche solamente porque no hubiera ningún responsable al cargo.

Le dije que le llamaba en unos minutos.

Aprovecho para llamar al jefe de turno que se iba a ausentar, darle el pésame e interesarme por cómo le iban las cosas. Que estábamos para lo que hiciera falta, por supuesto.

Me preguntan los míos qué sucedía y les digo lo que me habían dicho y el problema que se me presentaba.

Me quedo unos cuantos minutos más pensando (por lo menos la panorámica del mirador invitaba a evadirse de ciertas cosas y centrarse en lo que quería).

Y cojo el teléfono y marco para hablar con el jefe de turno de la tarde.

Le digo que yo llegaría en tren sobre medianoche (los billetes estaban comprados y los horarios eran los que eran, no había otra posibilidad), que me dejase el programa de producción preparado.... y de paso que no me metiese los pedidos más complicados que al igual que yo manejaba muy bien lo mío, ellos manejaban lo suyo mejor que yo como cabe esperar.
Le pedí que se quedase un rato para organizar el turno de noche, repartir tareas y que todo estuviera en orden y que ese tiempo lo pasase por horas extras en festivo y que del resto me hacía cargo yo.

Y así fue.

Llegué en tren, metí la maleta en el coche y tal cuál, me fui a la fábrica. El de seguridad no se sorprendió al verme pues no era ni la primera, ni la segunda, ni la... vez que aparecía a horas intempestivas. Lo que se sorprendió fue cuando le pedí la llave de las oficinas, donde tenía mi vestuario.
Me fui allí. Me puse toda la indumentaria laboral, zapatos de seguridad y demás, y me planté en mitad de la unidad productiva para lo que fuese menester.

Más tarde, cuando tuve ocasión, agradecí y felicité al jefe de turno de la tarde lo bien que me había dejado las cosas hechas. Los operarios habían estado solos apenas una hora y el resto de la noche se quedaron conmigo.

Será porque dentro de todos los operarios salió esa vena de sentido de responsabilidad de forma extraordinaria o por lo que sea pero las líneas de producción fluyeron que fue gusto durante esa noche.

Tanto que aproveché para cogerme a un carretillero y "limpiar" parte del almacén. Pequeños "retales" de pedidos que se podían reaprovechar y así eliminábamos stock.

De mis tareas, como responsable de producción, ninguna. Si acaso la de limpiar el almacén que daba gusto. No me dio para fijarme en el proceso de producción, en los cuellos de botella, en adivinar por dónde venían las averías sino simplemente en llevar a cabo los procedimientos que yo mismo había pedido que se aplicasen (comprobar y firmar, como jefe de turno "en funciones" todo tipo de documentos, comprobaciones, etc...)

A mitad de noche llegó el momento de la pausa y se iban a tomar el bocadillo. Yo había ido bien cenado pero no tenía nada. Me saqué algo de la máquina y me lo tomé con ellos como uno más. Se les hacía muy raro porque era una zona donde, al tiempo que respetaban mucho a los cargos superiores, no les gustaba que se metieran en el comedor a compartir mesa con ellos ni sacar nada de la máquina..... pero oye, que yo estaba de jefe de turno, no de responsable de producción esa noche.

Avanzada la noche miré lo que había y estimé que dos de las líneas tenían faena hasta las diez de la mañana con un lote mientras que la tercera requeriría de una planificación para el turno siguiente más minuciosa. Consulté con los de procesos cómo podía dejar las órdenes de fabricación preparadas para el turno siguiente (cada turno dejaba esto para el siguiente) y seguí revisando todo. Cada cosa en su sitio, cada pedido adelante, mantenimiento siendo muy eficaz, etc...

Poco antes del cambio de turno acudió el jefe de turno de la mañana y puso unos ojos como platos cuando me vio. Creía que había algún problema y había madrugado más de la cuenta. Le puse al corriente de lo de su compañero para que le llamase y le dije que no... que el jefe de turno esa noche había sido yo.
Le mantuve al corriente de los cambios e incidencias (pocas, poquitas) que había para que las tuviera en cuenta como en cualquier otro cambio de turno y..... le dije que cuando viera al jefe de producción le pidiera que me llamase solo si era muy urgente, que me iba a dormir pues llevaba no sé cuánto tiempo despierto.

Sobre las tres de la tarde estaba de nuevo en la fábrica y vi que, efectivamente durante mi turno se había cumplido el programa de producción (eso ya lo sabía) pero durante el turno siguiente otro tanto,



Y así es la historia. Uno es ingeniero pero.... ¿Pesa más la "titulitis" o sacar adelante tus objetivos aunque sea haciendo tareas de categoría inferior?.
En la fábrica se sabía que había estado por la noche y por lo menos no me atosigaron a llamadas y peticiones de informes no urgentes. Mi correo estaba a reventar y me quedé un buen rato. Consideré lo que era urgente, lo que era prioritario, lo que podía delegar, etc.... vamos, lo típico de organización. Y el resto, para el día siguiente.


Estando toda una noche de festivo no solo di ejemplo a los empleados (a la plantilla entera, que estas noticias vuelan como el viento) que si había que trabajar, el primero era yo. No solo conseguí estirar ese sentido de responsabilidad y profesionalidad que tenían los empleados, que arrimaran el hombro y que sacaran los números adelante.
Aún conseguí hacerles un favor a los del departamento de personal. Durante los siguientes meses, como alguno me viniera con la nómina y me dijera que le habían pagado un festivo de menos o algo parecido, mi respuesta era que fuese a hablar con personal para reclamarlo y de paso... les reclamase el mío también!!!! (lógicamente yo no lo cobraba, estaba fuera de convenio, pero aprovechaba para recordar esto)




Antes de maestro se es oficial, y antes de oficial se es aprendiz.
Un maestro debe ser capaz de hacer de oficial y de aprendiz.






Y esta es la panorámica desde el mirador de Sástago





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