La gente, como en prácticamente todos los sitios, se lleva su almuerzo (o merienda, o recena, según el horario que les toque) cuando se trata de jornada continua. Acostumbran a desayunar, comer o cenar pronto por motivos de horarios y hay una pequeña pausa.
Los almuerzos o meriendas.... en la mayoría de los casos nada del otro mundo. Sí te puedes encontrar casos especiales de alguien que trae frutas de su huerto y ofrece al resto, o que le han dado tal producto y lo comparte, etc.... pero a simple vista, nada de especial.
Por norma general solo eran especiales los almuerzos en "días especiales". Y casi siempre si tenían que ser en sábados, fines de semana en general, puentes o similar. Ahí, algo parecía que hacía que cambiase el chip, que la gente se volvía más gourmet y se podría hacer un repertorio de lo que eran capaces de llevarse y comerse en los quince minutos que disponían.
Pero al margen de esto, a priori, la diferencia con respecto a un edificio de oficinas era pequeña.
Lo que sí me llamaba la atención era la unidad productiva que tenía al lado, quienes los viernes por la tarde y algún otro día señalado en el calendario acostumbraban a comer de lo lindo las cosas más sutiles.
Se lo tenían bien montado. Habían preparado un par de planchas conectadas a un interruptor con un temporizador para que se encendiese quince minutos antes del momento del bocadillo. Dejaban la temperatura baja y en la pausa del café anterior aprovechaban para dejar todo preparado y a la hora que tocaba, todo en su punto.
Las raciones que llegué a ver ahí eran dignas de un concurso de mostrador de tapas o similar.
A mí.... me era indiferente lo que hicieran salvo por dos motivos. El primero, por lo que podía distraer a los míos. El segundo, sí, lo reconozco... por la envidia sana que daban con semejante almuerzo.
El caso es que una vez el gerente vino a mi unidad a ver un problema concreto y.... el problema estaba solucionado pero me hizo unas cuantas puntualizaciones de orden, de disciplina, etc... y en estas que me dice que a qué olía.
Yo le digo que no era en esa unidad sino en la de al lado y se olía desde allí..... y dice en tono un poco molesto que le fastidiaba que oliese toda la zona a "hamburguesas".
Con la debida prudencia le digo que no eran hamburguesas..... que era Jueves Lardero (*), y que se preparaban la merienda.
Se me queda mirando y creo que intentó contener la risa por la ocurrencia que tenían.... pero media vuelta y se fue.
(*) Jueves Lardero es el jueves anterior al Miércoles de Ceniza y que marca el inicio del carnaval. En mi región es muy típico merendar un "palmo de longaniza" ese día. Ya lo dice el refrán: "Jueves lardero, longaniza en el puchero".
Solo que, o alguno tenía un palmo de gigante o habían usado una regla mal calibrada para medir "el palmo" porque las raciones que habían puesto los de la unidad de al lado eran un tanto generosas.
Los de mi unidad, y yo mismo!!, también llevábamos nuestro bocadillo de longaniza, a cuál más grande. No faltábamos a la cita. Solo que venía preparado de casa.
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